Por Frank Moore, editor general de la Iglesia del Nazareno

Creo que todos en la familia nazarena global coincidimos en que el año 2020 ha sido un año que ninguno de nosotros jamás olvidará. Nunca se me ocurrió que llegaría el día en que no pudiera encontrar productos de papel, artículos de limpieza o toallas desinfectantes en ninguna tienda de la ciudad. Hasta este año, nunca había visto que en nuestra tienda de comestibles local los estantes en cada pasillo se encontraran completamente vacíos. Nadie me hubiera convencido de que llegaría el día en que conduciría 40 millas para localizar un cubre bocas para mi esposa y para mí. Siempre di por sentado que nuestra aula de escuela dominical estaría llena hasta que nos dijeron que ya no podíamos reunirnos en persona en la escuela dominical o en los servicios de adoración.

Mis leves frustraciones palidecen en comparación con lo que muchos han sufrido. Millones de personas han perdido a familiares y seres queridos a causa de la pandemia mundial. Millones más han experimentado interrupciones en su empleo, dejándolos en busca de necesidades básicas para subsistir como comida, ropa y refugio. Solo el tiempo dirá el costo a largo plazo de esta catástrofe sanitaria.

Esta temporada de gratitud nos ofrece la oportunidad de reflexionar en nuestra lista de bendiciones. Muchos tienen un aprecio renovado por las cosas simples, como la salud, la familia y el empleo. Los eventos de este año nos recuerdan la importancia de una actitud de acción de gracias tanto en los tiempos de abundancia, así como en las dificultades.

La mayoría de los cristianos han leído las palabras de Pablo en Filipenses 4:6-7, “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”.

Este es un mensaje asombroso considerando que Pablo escribió estas palabras durante circunstancias extremadamente difíciles en su vida. Él le escribió a la iglesia en Filipos desde la prisión, donde fue encerrado por predicar el mensaje del evangelio a gentiles como yo. Pueda que en ese momento él se haya encontrado encadenado a un guardia de la prisión mientras su vida pendía de un hilo. No tenía idea del día o la hora en que le correspondería entregar su vida por su compromiso con Jesucristo. Pocos de sus amigos y conocidos fueron a visitarlo a la prisión mientras esperaba su ejecución; creemos que él murió como mártir de la fe cristiana poco después de completar esta carta.

Sin embargo, Pablo no centró su atención en sí mismo. Él animó a los creyentes en las iglesias locales donde floreció el mensaje del evangelio y sus palabras llenas de aliento nos llegan hasta este día en el año 2020. Estas son algunas de sus advertencias:

1.     No estén ansiosos ni se preocupen por la situación en la que se encuentran actualmente.

2.     Lleven sus necesidades específicas al Señor en oración.

3.     Sazonen sus oraciones con una actitud de agradecimiento por las continuas bendiciones de Dios en sus vidas.

4.     Reciban la paz de corazón y mente que Dios les dará si confían completamente en Él.

5.     No se sorprendan si la paz de Dios calma la ansiedad y el estrés que sienten durante estos tiempos de incertidumbre.

6.     La paz de Dios guardará su corazón y su mente mientras ponen su confianza en Él.

7.     Nunca olvide que vive su vida en la tierra y que su identidad se encuentra «en Cristo Jesús».

Estoy agradecido por la multitud de bendiciones en mi vida y mi familia. ¡Estoy muy agradecido por que la paz de Dios me protege a diario mientras encuentro mi identidad en Cristo Jesús mi Salvador!