Desde el asesinato –el 7 de julio de 2021– de Jovenel Moïse, presidente electo, Haití vive una crisis que afecta a los haitianos de todo el país.

Durante los últimos tres años, las pandillas han cometido actos de vandalismo, como secuestros, robos, incendios y muchos otros. Las pandillas lanzaron ataques en zonas pacíficas de la capital, saquearon viviendas y obligaron a la gente a huir para salvar sus vidas, desplazando a más de 350,000 personas dentro de Puerto Príncipe, la capital, desde enero de 2023.

La gran mayoría de los desplazados se refugian en escuelas o parques públicos. El campus del Seminario Nazareno también ha servido de refugio a 59 personas desplazadas.

Según las organizaciones de derechos civiles que operan en el país, las pandillas controlan actualmente más del 80% de Puerto Príncipe.

Las pandillas siguen afectando a la administración actual. Se ha cerrado el aeropuerto internacional. El 2 de marzo, las pandillas criminales lanzaron un ataque contra las dos mayores prisiones de la capital, liberando a más de 5,000 presos. El gobierno de Haití (lo que queda de él) declaró el estado de emergencia durante un mes e impuso, con efecto inmediato, un toque de queda para restablecer el orden.

El principal mercado de la capital, Marché Salomon, fue saqueado e incendiado, así como una comisaría cercana, lo que obligó a la policía a retirarse.

Las manifestaciones en las calles y la violencia que comenzaron el 3 de febrero de 2024 han provocado el cierre de todas las escuelas públicas y privadas de la capital. Muchos de los edificios e infraestructuras estatales fueron saqueados e incendiados por las pandillas, que los mantuvieron cerrados.

Varios bancos de la capital también fueron objeto de actos de vandalismo, y dos importantes hospitales privados de la capital fueron incendiados, obligando a los pacientes a marcharse. La mayoría de las gasolineras permanecen cerradas.

Los brutales ataques e incidentes delictivos han provocado una grave escasez de productos alimentarios, y el precio de los alimentos ha aumentado considerablemente.

«Además de la inseguridad, la población haitiana pasa ahora más hambre que nunca», afirma Ephraim Lindor, coordinador de Ministerios Nazarenos de Compasión en Haití.

Perseguidas por las pandillas, varias de las Iglesias del Nazareno locales cerraron sus puertas, y sus miembros se dispersaron. Muchos han abandonado la capital para trasladarse a pueblos donde tienen parientes. Los que no tenían a dónde ir se refugiaron en parques públicos o escuelas.

Según Lindor, MNC Haití está trabajando en planes a corto y largo plazo para ayudar a sus comunidades, al tiempo que llama a las puertas de otras instituciones para que se unan a ellos en la ayuda a los más afectados.

MNC Haití pide oración a la iglesia por lo siguiente:

  • Oremos para que Dios levante líderes íntegros que dirijan el país.
  • Oremos para que vuelva pronto la paz.
  • Oremos por la oficina del Área Haití y, en concreto, por MNC.
  • Oremos por los pastores cuyas iglesias están cerradas y cuyos miembros están dispersos.

Fuente: Ephraim Lindor, coordinador de MNC Haití – 11 de marzo de 2024
Imágen: Guerinault Louis/Anadolu/picture alliance