Cristian López, de origen nicaragüense, vive con su familia en la Ciudad de Paraíso de Cartago, Costa Rica, desde hace cuatro años.

El 8 de enero de 2021, López salió positivo en una prueba de Covid-19 inmediatamente lo enviaron a aislarse a su casa.

López dijo que durante la cena de fin de año de 2020 el Señor le dio la promesa de Nahúm 1:7 “Nuestro Dios es bondadoso y cuida de los que en él confían. En momentos de angustia, él nos brinda protección.”

Sin embargo, su situación empeoró y tuvo que ser llevado de emergencia al hospital, con una fiebre muy alta y serias dificultades para respirar.  Además del Covid-19 López tenía en su organismo cuatro bacterias diferentes que lo mantenían al borde de la muerte. Los médicos afirmaron que sus posibilidades de supervivencia eran del 1 %, y le dijeron a su esposa Norma que preparara a sus hijas para el fallecimiento de su padre.

Mientras tanto, muchas personas se encontraban pidiendo a Dios por él, pues su caso se dio a conocer y se pasó un pedido de oración urgente a través de la oficina regional de Mesoamérica.

López pasó un mes en el hospital, durante ese tiempo estuvo bajo un coma inducido. Debieron practicarle una traqueotomía, pero en el proceso algo no salió bien y tuvieron que volver a operarlo para cortarle dos centímetros de tráquea.  Los médicos creían que no iba a poder volver a hablar, pero se asombraron grandemente cuando despertó y hablaba totalmente normal.

Meses después de salir del hospital, como agradecimiento a Dios, López y su familia sintieron la necesidad de compartir alimentos con las personas sin hogar que viven en las calles, y también de hablarles del amor y la misericordia de Dios. Ellos visitaron los alrededores de la estación de tren, las salidas de algunos hospitales y también se acercaron a los vendedores ambulantes de Cartago.

Durante este tiempo de servicio comunitario, la familia López empezó a recibir invitaciones para compartir del Señor, y al tener cada vez más contacto con las personas, sintieron la necesidad de capacitarse para compartir el mensaje de salvación de la mejor manera posible. Fue así como la pareja inició sus estudios en el Seminario Nazareno de las Américas (SENDAS).

Allí conocieron a Andrés Fernández, pastor de la Iglesia del Nazareno Los Ángeles, San José, quien les hizo la invitación para ser parte de un punto misional donde la iglesia ya está trabajando.

“Aceptamos el reto con temores y sueños, pero sobre todo confiados en el llamado que Dios nos estaba dando”. Dijo López. Así se convirtieron en plantadores en la misión de Cartago, en la que no había presencia de Iglesia del Nazareno. “Así el Señor nos llamó a servir para engrandecer su reino. Hoy tenemos el compromiso de hacer crecer esta misión y convertirla en una iglesia organizada, sólida, con herramientas, e identidad nazarena, con los diferentes ministerios activos y preparando a las personas para que se involucren en las actividades distritales y globales”. Dijo López.

Actualmente 15 adultos, 5 adolescentes y 5 niños se reúnen en la misión de Cartago.

“En SENDAS, damos gracias a Dios por el milagro efectuado en la vida de Cristian en respuesta a muchas oraciones, también por el milagro que es la transformación de las familias de Cartago a través de su vida y servicio de gratitud al Señor por su bondad y fidelidad”.

Fuente: Seminario Nazareno de las Américas