Por Dan Reiland

No hay liderazgo sin seguimiento. Para que el liderazgo mantenga la máxima integridad, debe reconocer el proceso recíproco que comparten líderes y seguidores. La máxima integridad significa que las acciones del líder han tenido como resultado el mayor bien de las personas (seguidores).

Incluso los mejores equipos pueden experimentar una tensión real entre liderazgo y seguidores en un entorno de liderazgo ministerial cotidiano.

Es así:

  • Valoramos a los líderes
  • Contratamos líderes
  • Hacemos crecer a los líderes

Todo bien.

Entonces, ¿qué hacen los líderes? Dirigen. ¿A quién dirigen los líderes? A los que están dispuestos a seguirles por el bien de la visión.

Hablando claro, en una sala llena de líderes, ¿quién sigue? Es fácil decir que todos hacemos ambas cosas, pero al menos reconozcamos la tensión durante un minuto.

Los momentos de tensión se experimentan en áreas como:

  • La dirección que tomamos
  • Los recursos que asignamos
  • Las decisiones que tomamos (y quién las toma)
  • Las relaciones que compartimos

Y todos sabemos que este tipo de cosas son más arte que ciencia. Son más subjetivas que objetivas.

Casi todos los líderes prefieren dirigir a seguir, y eso crea momentos de tensión. La sumisión voluntaria mutua es una parte importante de la solución. Nos sometemos unos a otros, bajo Cristo, por el bien de la misión.

La sumisión voluntaria mutua entre líderes implica humildad, unidad y un compromiso común con la visión. Se reconoce la autoridad organizativa, pero el progreso de la misión, por el bien de la gente, tiene prioridad.

La mayoría de los líderes preferirían dirigir, pero en un esfuerzo unificado hacia la visión, nos damos cuenta de que juntos:

  • Podemos lograr algo mayor y formar parte de algo más grande.
  • Podemos crecer y convertirnos en discípulos más fuertes y mejores líderes.
  • Estamos dispuestos a aceptar un propósito mayor en lugar de un poder mayor.

Todo el mundo tiene poder, incluso los niños de dos años. Un niño de dos años demuestra su poder haciéndote saber que está enfadado. ¿Cómo? Llorando o incluso gritando. Aún no han madurado para entender el proceso de compartir o no ser el centro de atención.

Cuando nuestra nieta Anza tenía casi dos años, salió de excursión con papá y mamá. Era una excursión larga y agotadora, así que Anza iba en una mochila sobre los hombros de Jacob. Pero ya estaba harta de la mochila y quería desesperadamente su libertad. Así que, protestando en voz alta, Anza les hizo saber a mamá y a papá de forma inequívoca que quería irse. Estaba ejerciendo su poder. Anza podía tener lo que quisiera, pero tenía que obedecer (someterse), lo que significaba ir de la mano de mamá o papá en la excursión para liberarse de la mochila.

Esto empieza a parecerse más al mundo de los adultos. Tenemos que renunciar a nuestro poder para experimentar algo más grande, mejor y más significativo. (La misión mayor y el bien mayor).

5 Verdades Sobre Seguir:

1).  Seguir implica una elección

Nadie está obligado a seguir. El seguimiento es una elección. Eso forma parte de la belleza y el poder de nuestra voluntad de seguir a quienes nos guían.

Cuando un voluntario le dice que sí, elige seguirlo. Y recuerde que puede decir «no» en cualquier momento. El «sí» sigue siendo una elección.

Otro ejemplo, cuando dices sí a un trabajo, eliges seguir. Cuando me uní al personal de 12Stone hace 21 años, elegí seguir a Kevin Myers. Y fue una muy buena elección. He aquí un principio verdadero: cuanto más dispuesto esté a seguir, más se confiará en usted para liderar.

El seguimiento no es sólo una acción, también es una actitud. Los buenos líderes no dicen sí con un corazón que secretamente se resiste a seguir.

Si usted ya no quiere seguir, algo ha cambiado y debe averiguar por qué.

2).  Seguir asume la postura de un discípulo

Una gran manera de pensar en el seguimiento como líder cristiano comienza aquí: «Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga». Lucas 9:23

  • Un discípulo es un aprendiz. Los líderes son primero discípulos, y aprendemos de las Escrituras, del Espíritu Santo y de otros que nos enseñan e imparten sabiduría. Un buen líder adopta la disposición de someterse, aprender, cambiar y crecer.
  • Un discípulo es un seguidor. Seguimos a Jesús. Si nos cuesta seguir a nuestros líderes terrenales, es probable que también nos cueste seguir a Dios.

No estoy infiriendo que usted debe seguir a un líder terrible, uno que no tiene ningún interés en su bienestar. Pero en el mismo caso, no es trabajo suyo «arreglar» a su líder. Si realmente se trata de una situación inviable o insana, y has orado y buscado sabios consejos, tal vez sea el momento de hacer un cambio.

3).  El seguimiento favorece el trabajo en equipo por encima de la protección del territorio

Una de las cosas prácticas que entienden los equipos sanos es que los recursos son limitados. El tiempo, el dinero y las personas, en el momento, son limitados. Conseguir todo lo que se pueda para uno no es la forma de lograr la mayor victoria para el equipo.

Siempre me sorprende que cada vez que una tormenta azota Atlanta, las tiendas de comestibles se vacían inmediatamente de leche, pan, agua y papel higiénico. En lugar de conseguir un poco más, es hora de cargar el todoterreno. Esto deja a otros sin nada.

Cuando somos abiertos sobre lo que tenemos en lugar de inclinarnos a proteger nuestro territorio, esto ayuda a todo el equipo y a la misión mayor, y eso nos incluye a usted y a mí.

4).  Seguir es lo suficientemente amable como para dar gracia y lo suficientemente fuerte como para alzar la voz

Si la persona que le dirige comete un error, de un poco de margen, sobre todo teniendo en cuenta que usted agradecerá la misma gracia cuando esté al volante y las cosas no salgan a la perfección.

Cada vez que quiera «corregir o arreglar» a su líder, ore por él en su lugar.

Hay ocasiones, esperemos que pocas, en las que usted necesita hablar sobre una situación que no parece correcta. (O como mínimo, que no comprende).

Cuando tenga un problema con la persona que le dirige, empiece por darle el beneficio de la duda. Haga una pregunta, no señale con el dedo. Mantenga la conversación con calma y respeto.

5).  El seguimiento comprende el intercambio del liderazgo

El liderazgo es como un baile: hay dos personas y, en ese momento, una dirige y la otra sigue. Si ambos intentan liderar, se pisan mucho los pies. Si nadie lidera, sólo se va en círculos.

Hay un número sorprendente de líderes que funcionan bajo la noción de que el liderazgo significa que usted dirige, pero no sigue. Sin duda, el liderazgo es su principal contribución, pero seguir forma parte del paquete. Y hay que tener en cuenta que la falta de voluntad para seguir no convierte a nadie en visionario, creador de tendencias o emprendedor.

Y una visión sana del seguimiento no incluye una rendición completa o incluso la muerte de todo lo que usted piensa, desea o prefiere. Usted sigue siendo plenamente usted mismo, plenamente comprometido y plenamente expresivo.

Liderar y seguir es un proceso de dar y recibir que es siempre muy ingenioso y siempre en el momento.

19 Entonces Jesús afirmó: —Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su Padre hace, porque cualquier cosa que hace el Padre, la hace también el Hijo. Juan 5:19

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Traducido por: Elizabeth Guevara Cabrera.