Por Dan Reiland

¿Cuándo fue la última vez que realizó una auditoría de su ministerio?

Siempre es mejor estar continuamente monitoreando y midiendo la efectividad de los ministerios de su iglesia, pero cada dos o tres años es bueno hacer una revisión completa de todos sus ministerios en conjunto. Es importante saber lo que funciona y lo que no.

– ¿Cada ministerio es saludable y productivo?

– ¿Cada ministerio funciona en apoyo y alineación de los demás?

– ¿Se mueven todos los ministerios, guiados por la misión, en la misma dirección?

Cuando los ministerios de su iglesia funcionan bien juntos, es como una orquesta bien afinada que produce una hermosa sinfonía. En el mejor de los casos, inspira a la gente a querer formar parte de la orquesta.

Por otro lado, si los músicos no saben qué parte tocan, no pueden tocar su parte, o incluso tocan una sinfonía diferente, el resultado es un lío musical desorganizado.  La disonancia es más que molesta. Hace que los buenos músicos quieran abandonar la orquesta y que los amantes de la música se vayan a otro sitio.

Uno de los errores más comunes que cometen las iglesias es tener demasiados ministerios. A menudo se añaden al azar a lo largo de muchos años, en lugar de en unidad orquestada y diseñada intencionadamente para su iglesia.

Ninguna iglesia puede hacer todos los ministerios, así que la pregunta es, ¿cuáles debe hacer usted? ¿Son una colección aleatoria o representan una «huella divina» por la que se ora y que está diseñada como un plan maestro?

7 preguntas prácticas para evaluar los ministerios de su iglesia
(Haga estas preguntas para cada uno de sus ministerios)

1) ¿Cuándo comenzó el ministerio y por qué se inició?  
Cualquier ministerio específico de la iglesia local puede haber servido a una necesidad significativa hace años cuando comenzó, pero ¿sigue siendo relevante y satisfaciendo necesidades reales hoy en día?

Un buen punto de partida para una auditoría de cada ministerio de su iglesia es tener una idea clara de cuándo comenzó y por qué. La vida, la cultura y el ministerio se han adaptado y han cambiado. ¿Se ha mantenido al día cada ministerio?

¿Hay una sensación de frescura en el ministerio, está prosperando y creciendo en fuerza, alcance e impacto general?

2) ¿Cómo apoya e impulsa el ministerio la misión general?
Casi cualquier ministerio de una iglesia local puede considerarse importante y que ayuda a la gente, pero eso no significa que usted deba hacerlo. Pregúntese, ¿cómo apoya y promueve específicamente la misión general?

Sea honesto con esa última pregunta. Se puede decir que casi cualquier ministerio encaja en la misión de la iglesia, pero son relativamente pocos los que realmente ayudan a que la iglesia avance cuando tenemos en cuenta la salud y la fortaleza general del cuerpo de Cristo.

Tal vez esta sea una forma ligeramente diferente pero mejor de plantear la pregunta. ¿Favorece el ministerio el avance y el progreso general de la iglesia?

3) ¿Son los resultados del ministerio mayores que su aportación, energía y recursos?
La cuestión de los insumos frente a los resultados es una cuestión estratégica y de administración espiritual de los recursos. (Recursos significa tiempo, personas y finanzas).

Una de las situaciones más comunes que veo en las iglesias es una enorme cantidad de esfuerzo y energía invertida en un ministerio en particular, pero con pocos resultados.  Suele ser agotador y desalentador para todos los implicados.

¿Puede el ministerio en dificultades convertirse en una mayor productividad espiritual (cambio de vida) mediante un buen liderazgo que aporte una visión clara, objetivos en oración y un crecimiento saludable, o está destinado a agotar los recursos con escasos resultados?

Una clara evidencia de la presencia y el poder del Espíritu Santo en cualquier ministerio específico es que los resultados espirituales son mayores que la inversión humana. ¡Todos sabemos lo que es ver a Dios moverse!

4) ¿Cómo evaluaría la eficacia general del ministerio?
Jesús fue muy claro en sus enseñanzas, incluidas varias parábolas, sobre la producción de frutos espirituales. Se nos han dado dones, talentos, oportunidades y responsabilidades. Los resultados de cada uno de tus ministerios importan.

Jesús también buscó cosas específicas como la fe, el riesgo y la obediencia cuando se trataba de la creciente iglesia primitiva y su ministerio para llegar a la gente y cambiar vidas.

Los elementos como la fe, el riesgo y la obediencia en la operación de nuestros ministerios tienen que ver tanto con nuestro crecimiento como con aquellos a quienes buscamos servir.

A medida que se desataba el poder en la iglesia primitiva, Jesús siempre se ocupaba de hacer madurar el cuerpo de creyentes y de extender su alcance con el mensaje del Evangelio. Nosotros tenemos la misma responsabilidad.

– ¿Cuáles son sus puntos de referencia para cada ministerio?

– ¿Cuáles son las medidas acordadas?

– ¿Quién es responsable de esa evaluación?

– ¿Qué le ayuda a saber si el ministerio está funcionando o no y si está ejerciendo una buena mayordomía?

– ¿Cuál es su impresión de la voz de Dios en el asunto de cada ministerio?

5) ¿Cuenta el personal de su iglesia y los principales líderes voluntarios con la capacidad necesaria para dirigir el ministerio?
Usted puede tener varios buenos ministerios que se ajustan a su construcción bíblica, misional y filosofía ministerial, pero si no tiene los líderes para dirigirlos, es prudente esperar.

Siempre invierta en levantar nuevos líderes antes de comenzar nuevos ministerios. Lo contrario trae como resultado ministerios anémicos y voluntarios cansados y desanimados.

Ya usted lo ha escuchado antes, pero permítame repetirlo: menos, es más.

No sobrecargue a sus líderes con demasiados ministerios y termine inadvertidamente desmotivándolos y causando que su iglesia se atasque en la parálisis del ajetreo.

La mejor combinación es el desarrollo de líderes y un enfoque estratégico de la arquitectura ministerial.

6) ¿Podría continuar el ministerio un voluntario, pero no bajo la responsabilidad de la iglesia?
Cada idea de un nuevo ministerio que se le ocurra a alguien de la congregación no tiene por qué pertenecer al personal directivo de la iglesia.

Un enfoque mejor es capacitar a la persona con la idea para que dirija el ministerio por sí misma. Usted puede animarlos, darles un poco de entrenamiento, pero depende de ellos, no del personal de la iglesia proporcionar el liderazgo para hacer que suceda.

Tenemos muchos ejemplos de esto en nuestra iglesia. Los voluntarios avispados tuvieron una gran idea, nosotros los alentamos, les dimos orientación y los capacitamos para liderar. Es su ministerio, no el de la iglesia y ¡nosotros los animamos!

7) Si se pusiera fin al ministerio, ¿qué pasaría?
Puede parecer una pregunta poco razonable, ya que cualquier ministerio puede ayudar a alguien. Pero es una buena pregunta cuando recordamos el principio de que una estructura ministerial sencilla e intencionada es mucho más eficaz que una colección aleatoria de ministerios que apasionan a un pequeño puñado de personas.

Cuando un ministerio dentro de la iglesia se cierra, da la oportunidad de una inversión más profunda y mayores resultados en los ministerios restantes. El principio de concentración multiplica la eficacia de cada ministerio.

Cada iglesia local aumenta el potencial de mayor impacto cuando disminuye el número de ministerios que dirige.

Derechos de Autor © 2024 Dan Reiland

Traducido por: Elizabeth Guevara Cabrera